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Mandada reedificar por Fray Diego de Deza en 1516, en su interior se puede observar una colección de pinturas murales del siglo XIV procedentes del Monasterio de Santa Clara y firmadas por Teresa Díez, lo que se pensó como una de las primeras obras pictóricas de arte español firmadas por una mujer y que las últimas interpretaciones optan más porque sea la promotora, avalándolo un escudo de armas.

Corresponden a la primera fase del estilo gótico-lineal o franco-gótico y en ellas perviven algunas adherencias del románico. Es probable que se deban al pintor Domingo Pérez, activo en Toro en la época de María de Molina. Su datación hay que fijarla en torno a la primera reconstrucción del Real Convento de Santa Clara, consumada en el año de 1316.

Se expone también otra pintura mural al temple, con San Bernardino de Siena, de estilo hispano-flamenco, de calidad inferior y de fines del siglo XV, hallada en la misma estancia conventual. Y tablas de retablos de distintas procedencias.

También se puede ver transitoriamente una curiosa colección de exvotos dedicados al Cristo de las Batallas, de entre los siglos XVIII y XX, recién restaurados a consta de la fundación González Allende.