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Cultura de Castilla y León
Cultura de Castilla y León
11 de noviembre de 2016
14 de enero de 2017
Todos los públicos.
Gratuito
Exposición
Junta de Castilla y León
Biblioteca Pública de Zamora
Plaza Claudio Moyano, s/n. C.P.: 49001 Zamora.
980 531 551
980 516 032
Correo electrónico (pulse para verlo)
Colección de Ana María Ortega Palacios y Álvaro Gutiérrez Baños. Prórroga hasta el 1 de febrero
Sala de Exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado
Horario:
Lunes a viernes: 10:00 a 21:00 h.
Sábados: 10:00 a 14:00 h.
Domingos y festivos: cerrado
Inauguración > viernes 11 de noviembre > 19:00 h.
Cinderella. B. Wilmsen, il. Filadelfia, ca. 1895
Los libros con elementos mecánicos de papel tienen más de siete siglos de existencia. En sus inicios, estuvieron vinculados a disciplinas como la astronomía o la anatomía, pero a finales del siglo XVIII, alguien pensó que estos formatos bibliográficos poco convencionales también podrían desempeñar una función lúdica. Un siglo más tarde, en plena época victoriana, se editaron los que hoy en día siguen considerándose como los más bellos ejemplares de libros desplegables jamás impresos. Estos pop-ups, si utilizamos el término anglosajón que ya se ha impuesto a nivel mundial, recogían a menudo, entre sus páginas, los cuentos clásicos.
Esta sala de exposiciones de la Biblioteca Pública del Estado de Zamora ha alojado, en muestras precedentes, piezas que recorren la historia de los libros móviles y desplegables, cuya temática es tan variada como el conocimiento mismo. En esta ocasión, los libros seleccionados ilustran diez de los más populares relatos de la literatura infantil. Algunos son obras de autor, como Pinocho, Alicia en el País de las Maravillas o Peter Pan, firmados respectivamente por Carlo Collodi, Lewis Carroll y James M. Barrie; pero en otros casos, se trata de relatos recogidos de la tradición popular, con diversa procedencia en cuanto a lugar y época. Muchos de estos cuentos clásicos, como Caperucita Roja, Cenicienta, La Bella Durmiente y El gato con botas, fueron recopilados, conservando su crudeza medieval, por Charles Perrault en el siglo XVII. Sin embargo, han llegado a nuestros días tamizados por las versiones realizadas en el siglo XIX, para las clases sociales pudientes, por los hermanos Grimm, quienes añadieron a su colección otros títulos como Blancanieves y Hänsel y Gretel. Una tercera vuelta de tuerca en el argumento de estos relatos inmortales la dio Walt Disney en el siglo XX, con sus maravillosas adaptaciones para el cine familiar.
The Land of Long Ago. Ernest Nister, il. Londres, 1890
Pero en esta muestra, no sólo se ha mirado a Europa, ya que también se ha introducido uno de los más populares cuentos orientales: Aladino, que fue añadido, a principios del siglo XVIII, a la compilación de relatos árabes conocida como Las mil y una noches en la, hoy tan tristemente de actualidad, ciudad de Alepo.
A lo largo de esta exposición, entre pliegues, solapas y ventanas de papel, podemos disfrutar de diferentes versiones de estos diez relatos, pudiendo comparar los cambios estilísticos según la fecha de edición y el personal estilo de ilustradores e “ingenieros de papel”, como Ernest Nister y Raphael Tuck de finales del siglo XIX o, en época actual, Matthew Reinhart y Robert Sabuda, sin olvidar al resto de nombres que, durante el siglo XX, han escrito con sus recortes, la historia de los libros pop-up, como Harold Lentz, Julian Wehr o Vojtech Kubasta, entre otros.
La presentación de estas delicadas esculturas de papel, auténticas máquinas articuladas que recobran el formato bidimensional cuando se cierra el libro, va acompañada de sucintos textos en los que se explica el origen da cada uno de estos diez cuentos. Seguramente muchos visitantes descubrirán en esta muestra bibliográfica algunas curiosidades que desconocían, como que la Cenicienta tiene su origen en la China medieval o que el relato original de Caperucita incluía un episodio de antropofagia. También descubriremos que Collodi se apellidaba en realidad Lorenzini y tomó prestado el nombre de un pueblecito toscano donde veraneaba, o que Aladino nunca tuvo alfombra mágica hasta que Disney se la tomó prestada al Ladrón de Bagdad…
Les invitamos a recorrer esta exposición de “cuento de hadas” sobre cuentos de hadas, donde sólo pueden entrar niños de hasta 99 años.